Trajes para la fallera mayor infantil de Valencia 2012

Trajes confeccionados para Marian Indumentaria 2011-2012 de la fallera Mayor I nfantil de Valencia 2012






ÚLTIMAS FOTOS CORPIÑOS ANTES DE TEMPORADA FALLERA 2012








¿POLÉMICA? WHAT POLEMICA?

Me voy a poner un poquito tiquis miquis, discúlpenme los compañeros de profesión.
Es cierto que se ha creado cierta polémica desde que la alcandesa de Valencia, Rita Barberá, propuso una disminución del largo de las faldas y su vuelo.
Es cierto también que el largo de las faldas, el corto de las mangas de un corpiño de fallera, el vuelo arrás de vista o las manteletas, y si me apuráis, el moño... se han desvirtuados de su origen.
Pero también es cierto que las fallas, esos monumentos hoy "...ovacionados por todo el mundo", y digo ovacionados literalmente (no sé si sabrán que Argentina está haciendo réplicas de la fiesta valenciana), por su magnanimidad, fueron en su origen, trastos viejos que se recogían al comienzo de la primavera. Para quemar porque en las casas y talleres se hacía la dichosa limpieza de  primavera  y se quemaba lo viejo.
Como dice la canción "estoreta velleta pa la falla de San Josep.... el que els veïns els van donant....".
Así pues, deduzco, que cada cual puede vestirse, como le venga bien, puesto que si a desvirtuar vamos... el que esté libre de pecado... que tire la primera piedra.
Las señoras de la alta alcurnia de los siglos XVIII y subsiguientes seguían los dictados de la moda de turno que se vivía en palacio. También eran fashion victim del momento. Así pues, la señora que se podía vestir como una reina, no se vestía como una plebeya.
Hoy, desde luego, me parece imprescindible poseer el traje de valenciana, atribuido más bien a lo que denominaríamos clase media, pero también me parece altamente recomendable poseer un traje de siglo XVIII, porque son bellos, más que bellos. Hacen resaltar la figura de la mujer de una forma espectacular, con colores y telas nobles que nos maravillan cuando nos los ponemos.
Sin embargo y tal y cómo dije en anteriores ocasiones, creo necesario poder añadir a esos imprescindibles, el traje de huerta. Porque de huerta somos y en huerta nos debemos convertir.
Y es éste, el traje de huerta el que es más rico, desde mi punto de vista. Nos permite muchas nuevas opciones de conjugar colores, texturas, puntillas y brocados.
Yes en estos trajes, junto con el traje de valenciana en los que debería disminuirse el vuelo de la falda y acortarse la misma, un poco. Lo justo para poder caminar sin tropezarse para ir a la ofrenda de flores.
A mi, ahora que lo pienso, me gustaría saber qué dicen al respecto del largo de las faldas las tintorerías especializadas...imagino que bien..jaja.

2012: EL RETORNO A CASA: UN TRAJE TRADICIONAL DE VALENCIANA

Ya anunciábamos en artículos anteriores, la línea de las faldas cortas. Pues lo que viene para la próxima temporada no es más que el retorno de Ulises. Tras una larga temporada... uno siempre vuelve a casa...aunque sólo sea para Fallas.
Ya hemos sido cortesanas del reino de Valencia, con nuestras telas de domingo. Ya hemos paseado por el siglo XVIII con los estilos de la alta nobleza, y hemos tenido, además, varios corpiños distinguidos de colores, a veces vivos, otras, las más recientes... elegantes...
Ahora pues, volveremos a casa. A nuestros ancestros, a la tierra que los vio nacer y a la madre que recogía patatas o sembraba el arroz en siglos anteriores. Cotillas, chambras opulosas y faldas de telares muy dispares y al alcance de una. Con manteletas al cuello, tipo pañoleta. En definitiva, lo que era de verdad, para la mayoría en la moda valenciana de siglos anteriores, evocando la tierra, la más pura tierra. Las madres y abuelas que segaban el campo y que tenían un vestido de Domingo para ir a misa.
Da la sensación, como ya tenemos el vestidor lleno de trajes que nos recuerdan a la realeza, parece que apetezca tener algo más terrenal, más de calle, como para ir a la operación kilo, elegante y colorido. ¿Qué no?¡A que si! A ser posible de estampados pequeños, o cuadros, o ramilletes de violetas... con encajes y manteletas opacas, blancas e impolutas.
Finalmente los zapatos: los zapatos de tacón bajo, casi de princesa... parece que restándose protagonismo a sí mismos, y sin embargo, como complemento imprescindible al traje de huerta. Con colores neutros y fina hilada de combinación primaveral.
Una tendencia que sale de nuestra vista acomodada, pero que la refresca y nos retrotrae a la huerta valenciana de otros siglos...

jueves, 24 de noviembre de 2011

lunes, 23 de mayo de 2011

¿POLÉMICA? WHAT POLEMICA?

Me voy a poner un poquito tiquis miquis, discúlpenme los compañeros de profesión.
Es cierto que se ha creado cierta polémica desde que la alcandesa de Valencia, Rita Barberá, propuso una disminución del largo de las faldas y su vuelo.
Es cierto también que el largo de las faldas, el corto de las mangas de un corpiño de fallera, el vuelo arrás de vista o las manteletas, y si me apuráis, el moño... se han desvirtuados de su origen.
Pero también es cierto que las fallas, esos monumentos hoy "...ovacionados por todo el mundo", y digo ovacionados literalmente (no sé si sabrán que Argentina está haciendo réplicas de la fiesta valenciana), por su magnanimidad, fueron en su origen, trastos viejos que se recogían al comienzo de la primavera. Para quemar porque en las casas y talleres se hacía la dichosa limpieza de  primavera  y se quemaba lo viejo.
Como dice la canción "estoreta velleta pa la falla de San Josep.... el que els veïns els van donant....".
Así pues, deduzco, que cada cual puede vestirse, como le venga bien, puesto que si a desvirtuar vamos... el que esté libre de pecado... que tire la primera piedra.
Las señoras de la alta alcurnia de los siglos XVIII y subsiguientes seguían los dictados de la moda de turno que se vivía en palacio. También eran fashion victim del momento. Así pues, la señora que se podía vestir como una reina, no se vestía como una plebeya.
Hoy, desde luego, me parece imprescindible poseer el traje de valenciana, atribuido más bien a lo que denominaríamos clase media, pero también me parece altamente recomendable poseer un traje de siglo XVIII, porque son bellos, más que bellos. Hacen resaltar la figura de la mujer de una forma espectacular, con colores y telas nobles que nos maravillan cuando nos los ponemos.
Sin embargo y tal y cómo dije en anteriores ocasiones, creo necesario poder añadir a esos imprescindibles, el traje de huerta. Porque de huerta somos y en huerta nos debemos convertir.
Y es éste, el traje de huerta el que es más rico, desde mi punto de vista. Nos permite muchas nuevas opciones de conjugar colores, texturas, puntillas y brocados.
Yes en estos trajes, junto con el traje de valenciana en los que debería disminuirse el vuelo de la falda y acortarse la misma, un poco. Lo justo para poder caminar sin tropezarse para ir a la ofrenda de flores.
A mi, ahora que lo pienso, me gustaría saber qué dicen al respecto del largo de las faldas las tintorerías especializadas...imagino que bien..jaja.

sábado, 12 de febrero de 2011

2012: EL RETORNO A CASA: UN TRAJE TRADICIONAL DE VALENCIANA

Ya anunciábamos en artículos anteriores, la línea de las faldas cortas. Pues lo que viene para la próxima temporada no es más que el retorno de Ulises. Tras una larga temporada... uno siempre vuelve a casa...aunque sólo sea para Fallas.
Ya hemos sido cortesanas del reino de Valencia, con nuestras telas de domingo. Ya hemos paseado por el siglo XVIII con los estilos de la alta nobleza, y hemos tenido, además, varios corpiños distinguidos de colores, a veces vivos, otras, las más recientes... elegantes...
Ahora pues, volveremos a casa. A nuestros ancestros, a la tierra que los vio nacer y a la madre que recogía patatas o sembraba el arroz en siglos anteriores. Cotillas, chambras opulosas y faldas de telares muy dispares y al alcance de una. Con manteletas al cuello, tipo pañoleta. En definitiva, lo que era de verdad, para la mayoría en la moda valenciana de siglos anteriores, evocando la tierra, la más pura tierra. Las madres y abuelas que segaban el campo y que tenían un vestido de Domingo para ir a misa.
Da la sensación, como ya tenemos el vestidor lleno de trajes que nos recuerdan a la realeza, parece que apetezca tener algo más terrenal, más de calle, como para ir a la operación kilo, elegante y colorido. ¿Qué no?¡A que si! A ser posible de estampados pequeños, o cuadros, o ramilletes de violetas... con encajes y manteletas opacas, blancas e impolutas.
Finalmente los zapatos: los zapatos de tacón bajo, casi de princesa... parece que restándose protagonismo a sí mismos, y sin embargo, como complemento imprescindible al traje de huerta. Con colores neutros y fina hilada de combinación primaveral.
Una tendencia que sale de nuestra vista acomodada, pero que la refresca y nos retrotrae a la huerta valenciana de otros siglos...
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